
De acuerdo a la lectura el concepto de innovación desde una perspectiva social va en relación a asumir el desafío de la modernización escolar, la necesidad de formar ciudadanos productivos y competitivos para un mundo en permanente cambio, de tal manera que al hablar de innovación educativa se pretende o se espera necesariamente lograr un cambio significativo en las personas, sin embargo no se puede hablar de innovación a un simple hecho de transformación o ajuste, porque como mencioné anteriormente este implica un proceso de transformación y cambios cualitativos significativos para los sujetos involucrados, ya sea: la escuela, el sujeto, la sociedad, la cultura etc.
De tal manera que cuando se cree necesario innovar se pretende romper con la tradición o la rutina, pero para llevarlo a cabo se debe tomar en cuenta que esta depende de la perspectiva y de las representaciones o concepciones de los distintos sujetos implicados, ya que en muchas ocasiones lo que puede ser innovador para una persona o grupo no lo es para otros, siendo así que se pueden planear innovaciones en macro y micro, según sea la necesidad inmediata o el proyecto que se pretenda llevar a cabo.
Sin olvidar que cualquier intento de innovar en nuestra propia práctica, ya sea como docentes, directivos o capacitadores debemos considerar que esta innovación no se debe hacer a la ligera, ni pretender plantear un cambio fuera de contexto, es decir no considerando la opinión de los sujetos involucrados en nuestro proyecto de innovación, sino más bien lograr integrar a las personas involucradas en el proceso educativo (de acuerdo a nuestro contexto social y laboral en el que nos desenvolvemos), pretendiendo con ello lograr un cambio de mejora y contando con una evaluación permanente que acredite o censure la funcionalidad de nuestro proyecto de innovación educativa, de tal manera que implique un compromiso con nuestro trabajo.
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