Continuamente se especula el porque en el ámbito de la educación, los alumnos de nuestro país no se encuentran en un buen “nivel académico” en relación a estudiantes de otros países, de tal manera que se realizan evaluaciones para determinar su nivel académico, sin embargo pese a que la forma de evaluar a nuestros estudiantes tal vez no es la mas adecuada, de cierta forma estos resultados repercuten en las medidas que se adoptan para el mejoramiento de la misma, de tal manera que se pretende innovar en este ámbito, para lograr una educación de calidad lo que a significado apostarle a las nuevas tecnologías pensando que al tener computadoras e internet en las escuelas la educación por si sola va a mejorar.
Cabe mencionar que para que se logre una educación de calidad, en donde los alumnos realmente aprendan y se apropien del conocimiento, es necesario tomar en cuenta varios aspectos que intervienen en la misma.
Por lo tanto el innovar no solo se refiere a manejar las nuevas tecnologías, sino también puede manejarse como una innovación el cambiar la modalidad en la que se imparte una clase. Es decir que hay varios aspectos en los que nosotros como Docentes podemos innovar nuestra práctica para lograr un A-S en nuestros alumnos, de tal manera que es necesario desarrollar esta capacidad o habilidad de innovar día a día en nuestra área de trabajo. Siendo así que innovar trae consigo diferencias significativas entre profesores que ponen en marcha proyectos de innovación y los que no lo han hecho como se plantea en este artículo publicado en la Revista Electrónica de Investigación Educativa, en la cual nos menciona los resultados obtenidos en un proyecto de Innovación aplicado a profesores de la Universidad de Málaga, los cuales son muy especìficos e interesantes.